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25 abril 2016
Trastorno dismórfico corporal
Dr. Julio Terrén
La mayoría de las personas tenemos alguna parte de nuestro
cuerpo que nos gusta menos: una nariz torcida, una sonrisa desigual, o unos ojos
demasiado grandes o demasiado pequeños. Y, aunque es posible que nos preocupen
nuestras imperfecciones, es algo que no condiciona ni interfiere en nuestra
vida cotidiana.
Sin
embargo, las personas que padecen el trastorno dismórfico
corporal (TDC) piensan acerca de sus defectos durante todo el día. No pueden
controlar sus pensamientos negativos, hasta el punto de generarse una angustia
emocional severa que interfiere en su funcionamiento diario. Les puede llevar a
faltar al trabajo o a la escuela, a evitar las situaciones sociales y a
aislarse de amigos y familiares; todo ello para evitar que los demás se den
cuenta de sus defectos. En muchas ocasiones estas "supuestas
imperfecciones" están únicamente en la imaginación de las personas que padecen
este trastorno, por eso también se le conoce como el trastorno de la
"fealdad imaginaria".
Muchos
de ellos deciden someterse a cirugías plásticas innecesarias para corregir sus
imperfecciones. El resultado no suele ser el deseado, la mayoría no consigue
satisfacer sus expectativas. La cirugía plástica no es la mejor solución para
problemas que tienen sus raíces en algo mucho más profundo que la apariencia
externa.
Características del TDC
El
TDC es un trastorno de la imagen corporal que se caracteriza por la preocupación
persistente y excesiva por un defecto leve o imaginario. El defecto percibido
puede ser solo una pequeña imperfección o incluso algo inexistente, pero para
una persona con TDC el defecto es importante y prominente, hasta el punto de
convertirse en una obsesión. El TDC suele causar angustia emocional severa y
dificultades en el funcionamiento diario. Estos pensamientos obsesivos pueden
llevar a comportamientos compulsivos (no dejar de mirarse en el espejo,
preguntar a todas horas sobre su propia apariencia, el uso excesivo de
maquillaje para tapar imperfecciones...)
El
TDC se desarrolla más frecuentemente en adolescentes y jóvenes. Las
investigaciones muestran que afecta a hombres y mujeres por igual. Las causas
de su aparición no están definidas, pero pueden contribuir a su desarrollo
ciertos factores biológicos y ambientales, incluyendo la predisposición
genética, factores neurobiológicos como el mal funcionamiento de la serotonina en el cerebro, los rasgos de personalidad y
determinadas experiencias en la vida.
Cuando
una persona con trastorno dismórfico corporal
contempla un rostro, como por ejemplo el de la izquierda, su cerebro lo procesa
en una región cerebral que las personas sin el trastorno solo utilizan para
procesar el dibujo del extremo derecho, en el cual algunos rasgos faciales
están exageradamente marcados. Los pacientes con el trastorno emplean dicha
región al observar detenidamente imágenes de los tres tipos mostrados. No está
claro por qué sucede esto ni qué otros factores intervienen. Este hallazgo se
hizo años atrás en un estudio pionero realizado por el equipo del Dr. Jamie Feusner, del departamento
de psiquiatría en el Instituto Semel de Neurociencias
y Comportamiento Humano, adscrito a
Los síntomas
Las
personas con TDC sufren obsesiones sobre su apariencia que pueden durar horas
incluso días enteros. Estas obsesiones impiden a las personas centrarse en otra
cosa que no sean sus imperfecciones. Las personas con severos grados de TDC
pueden pasarse días y semanas enteras sin salir a la calle e incluso pueden
tener pensamientos de suicidio.
Los
enfermos con TDC tienden a desarrollar un comportamiento compulsivo o
repetitivo para tratar de ocultar o mejorar sus defectos, aunque estos
comportamientos solo permitan un alivio temporal. Estos son algunos de los
síntomas más habituales:
Como
he resaltado anteriormente, la cirugía no es la solución adecuada; la persona
con TDC debería acudir a un profesional relacionado con el mundo de la
psiquiatría para estudiar su caso y establecer un diagnóstico y un tratamiento.